
Ajenatón fue capaz de mantener el statu quo en los territorios conquistados de Canaán y Libia, Aunque la destrucción de los restos de su reinado no ha dejado muchos documentos de política exterior, la correspondencia con otros reyes coetanos guardada en los archivos de éstos, muestra su actividad diplomática, aunque probablemente delegara muchas de sus obligaciones en sus colaboradores.

En los estados vasdallos o dentro de la esfera de influencia egipcia, el trato era mucho más servil, siendo el faraón tratado como "Mi Señor" de forma habitual.
Ajenatón mantuvo el sistema de alianzas heredado de su padre, Tutmosis. Los reyes aliados ofrecian amistad y alianza a cambio de oro faraónico y los estados vasallos imploraban atención de parte del faraón para recibir recursos o ser beneficiados y conservar el poder.
Este equilibrio se mantuvo durante el reinado de Ajenatón, aunque con tendencia a desestabilizarse por la belicosidad y poderio que estaba adquiriendo Hati, que habia empezado a atacar el reino de Mitanni, que inutilmente pidió auxilio a Egipto. El liderazgo que alcanzó el reino hitita llevaría una serie de confrontaciones bélicas entre Egipto y Hatti que se prolongarian desde el gobierno de Tutankamón hasta el de Ramses II, quien firmaria una paz duradera estableciendo un nuevo statu quo internacional.
Tablilla con escritura cuneiforme que pertenece a las tabletas que conforman las Cartas de Amarna; se trata de un mensaje del rey Tushratta de Mitanni al faraón Amenhotep III, padre de Ajenatón, sellando una alianza entre ambos países con el compromiso matrimonial de la princesa mitanni Tadukhipa. Es uno de los primeros registros históricos que reflejan la existencia de relaciones diplomáticas en la antigüedad.