sábado, 26 de mayo de 2012

La medición del tiempo

La división del día en 24 horas, así como el año de 365 días, se lo debemos a los antiguos egipcios. Es posible que el sistema de horas se estableciera en aquellas sociedades por motivos religiosos, pues la palabra egipcia correspondiente a hora equivalía también a "deber sacerdotal", palabra de la misma raíz que "vigía de las estrellas" (o vigía del tiempo). Estos vigilantes de las estrellas desempeñaban sus deberes sacerdotales anotando la aparición de los decan (determinadas estrellas o constelaciones) en el horizonte oriental. Dividían la noche en doce horas, de intervalos iguales, señalándose cada hora por la aparición del decan correspondiente.

Dividiendo en partes el día y la noche lograron realizar estrategias y artilugios que podemos definir como relojes o instrumentos de medición del tiempo.

Los Egipcios, alrededor de año 3500 a.d.C., alzaron obeliscos cuyas sombras indicaban el mediodía, y el día más largo y el más corto del año. Posteriormente añadieron más marcas en la base del obelisco para dividir el día en más partes. 

Reloj solar. La determinación de las horas diurnas se realizaba mediante cuadrantes solares; el largo de la sombra proyectada sobre una superficie plana y se medía con una escala graduada.

La determinación de las horas nocturnas se hacia por medio de clepsidras o relojes de agua, y también con relojes estelares.
Las clepsidras eran recipientes de piedra de grandes dimensiones; tenía una escala horaria grabada en las paredes interiores (las paredes exteriores estaban decoradas con inscripciones o figuras de las divinidades relacionadas con el tiempo. Las fracciones temporales se medían, llenando o vaciando el recipiente, según un sistema preciso de marcas en las paredes.

Usando unas plomadas llamadas merkhets, los egipcios podían determinar la hora durante la noche, siempre que las estrellas fueran visibles.Usados desde al menos el 600 a. C., dos de esos instrumentos estaban alineados con la Estrella Polar, indicando un meridiano. Observando cómo unas determinadas estrellas cruzaban la línea creada con los merkhets, se podía calcular con precisión la hora.
Hay evidencias de estos inventos, por ejemplo en un fragmento de una inscripción de la época de Amenofis I se hace mención de uno de estos relojes de agua de un solo agujero.
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