lunes, 20 de febrero de 2012

CONSECUENCIAS DEL "CISMA DE AMARNA"

La sustitución del gran Sacerdote de Amón por el de Atón, causó una revolución religiosa, política (por el gran poder político y económico que perdieron los sacerdotes del dios Amón) y social (se produjeron desórdenes y asesinatos de fieles de Amón por los de Atón y viceversa). Se produce también la primacia del cuelto en el cielo al sol (Ra) visible por su Disco (Atón) del cual emana luz y todo bien, aunque no se dejó de adorar a los dioses locales oa la misma Wadjet, la diosa cobra que se yergue en la parte inferior del disco solar en sus representaciones amarnienses.
Atón era una designación para el disco solar, que se usaba desde el Reino Antiguo y que en tiempos de Amenofis III, aparece como una forma de Amón. Se le representó como un disco que lanza rayos terminados en manos que tienden a los humanos el jeroglifico que significa "vida", en escritura jeroglifica egipcia o Ankh.

En el año 4 de su reinado se abandonó la antigua capital, Tebas y se construyó a partir del año 5 otra más al norte, en el hoy pequeño poblado de El-Amarna, en un lugar "revelado por el mismo Atón" a la que llamó Aket-Atón (Horizonte del Disco). Se trata de un amplio espacio semicircular al lado del rio, circundado de montaña en el lado oriental del Nilo, de una extensión de unos veinticienco kilómetros. Era un paraje virgen marcado por el rey con catorce estelas: once sobre la orilla oriental y tres sobre la orilla occidental.



Mapa de Tell el-Amarna




Amenofis IV transformó su nombre de Horus, "Toro poderoso de las grandes plumas" que lo vinculaba a Tebas, en "Toro poderoso amado de Atón".
Su nombre de Nebty "A la gran realeza en Karnak" se convierte en "A la gran realeza en el Horizonte del Disco".
Su nombre de Horus de Oro, "Quien eleva las coronas en la Heliópolis del sur" en "Quien eleva el nombre de Atón".
Conservó su nombre de coronación y cambió Amenofis en Anj-en-Atón o Akhenatón: "Agradable a Atón".

Akhetanón construyó a su dios un templo en Tebas, cerca del templo de Amón. En él se colocaron estatuas en las que se evidenciaba un estilo expresionista. Habria que admitir que Akhenatón tenddría una personalidad feminoide, lo cual es posible si se tiene en cuenta la confusa ideologia del rey. Las caras son alargadas con una mandíbula excesivamente prologanda. No es difícil imaginar el impacto que éstas y otras imágenes producirían en el clero de Amón y entre las gentes que desde hacia siglos habían visto al faraón representado de una forma canónica, casi inmutable en su aspecto e idealización respondiendo a un concepto tras el cual subyacía una teología política milenaria.