domingo, 19 de febrero de 2012

EL CULTO A LOS MUERTOS: LA MOMIFICACIÓN

La creencia de que el hombre se componía de partes espirituales más un cuerpo mortal, y que además la supervivencia del alma en la tumba, al lado del cuerpo, dependía de que a este cuerpo se le mantuviera incorruptible, dió origen al desarrollo de técnicas y estrategias para protegerlo, ya que su desaparición conllevaría la pérdida de la vida eterna del alma.

La muerte significaba la separación de los elementos espirituales y cuerpo, pero a pesar de ello, las partes espirituales tenían necesidad del cuerpo para subsistir, por lo que había que mantenerlo haciéndolo "sobrevivir mágicamente" con ofrendas de alimentos y rodeándole de las comodidades que había tenido en la vida.


Anubis el dios chacal, era el "Señor de la necrópolis", la ciudad de los muertos, que situaban siempre en la ribera occidental del Nilo. Era el encargado de guiar al espíritu de los muertos al "otro mundo", la Duat, dentro de las creencias egipcias. Patrón de los embalsamadores.


El arte de embalsamar se originó en la época arcaica. Inicialmente las técnicas se realizaron con la aplicación del natrón sobre los cuerpos [La palabra natrón proviene del término NTR del Antiguo Egipto, que significa "divino" o "puro", dando lugar a la palabra compuesta "sal divina". El principal lugar de extracción de esta sal era la zona de Uadi el Natrun, en el Bajo Egipto].
Lo que perfeccionó significativamente, en el Reino Nuevo, las técnicas de momificación, fue añadir aromas y esencias procedentes de Asia, por ello las momias de este período están mejor conservadas que las de otras épocas anteriores.

Heródoto y Diodoro Siculo apuntan que las técnicas de momificación utilizadas eran diferentes, con variaciones en el tiempo que se tardaba y en los materiales que se utilizaban, en función de la categoría del difunto.

Los más ricos, que podían pagar, se les extraía las vísceras, a excepción del corazón y los riñones, y se guardaban después con hierbas aromáticas, en vasos llamados canopes o canopos.

A partir del Reino Nuevo, estos vasos eran de alabastro y cada una de sus tapas reproducía la cabeza de uno de los cuatro hijos de Horus:
  • Amset: Cabeza de hombre - contenía el estómago y el intestino grueso -
  • Hep: Cabeza de simio - contenía los intestinos delgados -
  • Tuamutef: Cabeza de chacal - contenía los pulmones -
  • Qebhsenuf: Cabeza de halcón - contenía el hígado y la vesícula -
El cuerpo, vaciado de estas vísceras, era rellenado con hierbas aromáticas y perfume. Se le dejaba macerar durante 70 días en un baño de natrón, tras lo cual se le lavaba. Posteriormente se le envolvía con vendas, entre las cuales se ponían perfumes y amuletos, sobre todo el escarabeo: símbolo del dios Kepri, una de las formas del dios solar, que representaba la eterna renovación y la inmortalidad.

Cada venda tenía escrita una oración mágica que la identificaba con una divinidad protectora, porque a la protección física del cuerpo, había que añadir los ritos de protección en los funerales y la ceremonia mágico-simbólica denominada "la apertura de la boca", para hacer revivir al difunto en el Más Allá.

Aunque la momificación inicialmente era un rito para la clase real, esta forma de conservar los cuerpos se hizo extensivo, posteriormente, a los súbditos particulares que pudieran sufragarlo.

El cuerpo momificado era guardado en el sarcófago.